Cochabamba, 17 de abril (Tinta Roja).- “Son autores y culpables de los delitos de robo agravado, asociación delictuosa y asesinato”. Con esas palabras, la jueza leyó ayer la sentencia contra cinco personas por el caso de Wilmer Alvin Mamani Gabriel, el joven conductor de 29 años que salió a trabajar en su trufi el 31 de enero de 2023 y nunca regresó. Lo doparon y, según las pruebas del juicio, lo asesinaron para robarle su vehículo. Su cuerpo aún no aparece, lo que sigue angustiando a sus padres y hermanos, quienes solo desean sepultarlo y tener un lugar donde llevarle flores.
En medio del dolor, la familia aplaudió que, tras dos años y dos meses de espera, se haya hecho justicia por el asesinato de Wilmer. Los sentenciados a la pena máxima de 30 años de prisión son Danni Michael Salgado Huayta, Franz Choque Mamani, Jhonny Orellana Quispe, Román Rigoberto Paricagua Canaza y Eliana Choque Ojeda. Los tres primeros tienen antecedentes penales: Danni Michael y Franz por robo, y Jhonny por un delito vinculado a la Ley 1008. La jueza ordenó que los hombres cumplan su condena, sin derecho a indulto, en el penal de El Abra, y la mujer en San Sebastián Mujeres.
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También absolvieron a una persona, sindicada de haber recibido el vehículo de la víctima. Sin embargo, no encontraron pruebas que lo vinculen con el crimen o lo involucren como partícipe, por lo que fue puesto en libertad. La condena se dictó el 11 de abril y ayer, 16, se leyó la sentencia íntegra.
Las pruebas recolectadas demostraron que el asesinato de Wilmer fue planificado. Recibió mensajes por WhatsApp, supuestamente de una mujer, que lo convenció de reunirse para celebrar su cumpleaños. En el lugar apareció Eliana, quien —según la investigación— lo dopó y lo entregó a los otros implicados. Pericias como la triangulación de llamadas ubicaron a los acusados en la ruta entre Sacaba y Carcaje, donde habrían llevado el cuerpo. Todos mantienen un “pacto de silencio”: aseguran que lo dejaron en ese trayecto, pero no admiten haberlo asesinado. Sin embargo, las pruebas fueron concluyentes y permitieron establecer que son los responsables del crimen. Los padres de Wilmer, Martha y Máximo, mantienen la esperanza de encontrar su cuerpo o que alguno de los condenados rompa el silencio y revele ese “secreto”.
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