Santa Cruz, 04 de junio (Tinta Roja).- Un militar con formación de francotirador, bajo sospecha, un panfleto usado como “distracción” y un posible móvil económico figuran como elementos clave en el asesinato del teniente coronel Juan Javier Soliz Cáceres, quien murió por un disparo en la cabeza dentro del regimiento Manchego, en Montero, Santa Cruz.
La investigación avanza y toma fuerza la hipótesis de un móvil económico, según informó el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera. Ayer, la autoridad participó de la inspección al cuartel y varias diligencias para esclarecer el crimen, ocurrido el viernes 30 de mayo cerca de las 23:30 en el Regimiento de Satinadores de Selva 12 Cnl. Francisco Manchego, en Montero. El teniente coronel Juan Javier Soliz regresaba en motocicleta a su vivienda militar, tras una reunión virtual con el comandante general del Ejército y otros altos mandos. Los disparos alertaron al personal del cuartel. Según los cuatro guardias de turno, un hombre alto, delgado y vestido de negro huyó por unas plantaciones de caña.
La Policía aprehendió al suboficial de las Fuerzas Armadas Bismar G.I. Según el fiscal Luis Alberto La Fuente, el militar dejó cuatro panfletos en las puertas del regimiento con el mensaje: “No sigan operando en el Chapare o enviaremos más gente”. No logró explicar sus motivaciones. Para el viceministro Jhonny Aguilera, su objetivo era desviar la atención y “distraer” la investigación.
En la habitación del suboficial, los investigadores encontraron proyectiles de grueso calibre almacenados de forma irregular, fuera de los espacios designados para municiones. También hallaron más de 20 mil bolivianos bajo su colchón. Como cajero del regimiento, debía resguardar ese dinero en una de las cajas fuertes, lo que reforzó las sospechas de un posible móvil económico. Según el viceministro Jhonny Aguilera, estos indicios apuntan a un “interés” particular o a un posible “mal manejo económico”. Ante esto, el comandante general del Ejército ordenó una auditoría sobre la administración de los fondos. El informe podría confirmar o descartar esa hipótesis.
Aguilera señaló que las contradicciones en el testimonio de Bismar llevaron a su aprehensión. El día del crimen, el suboficial —cajero y responsable del pago del Bono Dignidad— salió con dos oficiales a cumplir esa tarea. Afirmó haber disparado su arma para matar a un animal, pero sus acompañantes aseguraron que el animal ya estaba muerto y que incluso era devorado. Las autoridades esperan el informe del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), que determinará si en sus manos quedaron restos de nitrito o nitrato, lo que confirmaría el uso reciente de un arma de fuego.
También llamó la atención que el militar se comunicara por teléfono con su pareja y un abogado para consultar sobre los procedimientos aplicables a una persona sospechosa de haber disparado un arma de fuego.
Eju