Estambul, 21 de ene (Tinta Roja).- Las autoridades de Turquía están en suma alerta durante las últimas semanas. En sólo 72 horas y sólo en Estambul más de 30 personas murieron y otras casi 50 debieron ser hospitalizadas por el consumo de alcohol adulterado, muchas de ellas en cuidados intensivos. En 2024, 110 personas fueron víctimas fatales del fenómeno, aunque durante las últimas dos semanas del año fueron 68 las muertes.
El gobierno de Recep Tayyip Erdogan lleva a cabo el Operativo Alcohol a lo largo de todo el país, con allanamientos para el decomisado de partidas de alcohol adulterado y productores de tales partidas que llevan a los agentes hasta la frontera con Siria. La bebida que más se adultera es el raki, un licor anisado popular en Turquía, y el principal activo tóxico es el metanol, un alcohol sintético que se usa, en realidad, como combustible o solvente.
Turquía comparte, por geografía, usos y costumbres de los dos mundos entre los que media: el de Occidente y el de Medio Oriente. Es un país cuya abrumadora mayoría de la población es musulmana, practicante de un islam acaso más laxo, el alcohol es socialmente permitido, aunque altamente gravado. Y es también un país mayoritariamente musulmán que se rige por el calendario gregoriano, ligado al cristianismo.