Cochabamba, 18 de junio (Tinta Roja).- “Los sueños no se cumplen en un cementerio”, “No fue una desgracia, fue un crimen”, “No falleció, lo mataron”. Con estas frases escritas en telas negras, familiares, amigos y vecinos de Cristian Nahuel Céspedes Zurita protestaron ayer frente al edificio judicial de Sacaba, donde debía comenzar el juicio contra dos hermanos acusados de asesinarlo hace casi 11 meses, en la zona de El Abra. La audiencia fue suspendida y reprogramada para el 25 de junio.
Los hermanos Tito e Israel Z. M., conocidos por los alias “Scary” y “Zé Pequeño”, respectivamente, están acusados del asesinato de Cristian Nahuel. Ambos se encuentran con detención preventiva y fueron trasladados ayer al salón de audiencias, esposados y escoltados por custodios policiales. Afuera, los gritos de los manifestantes resonaban con fuerza en una sola consigna: “¡Justicia, justicia!”.
Cristian tenía 25 años y una vida llena de aspiraciones. Por las mañanas y tardes estudiaba Ingeniería Química en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS); por las noches, Contabilidad en el Instituto Álvarez Plata. El 22 de julio de 2024, como cualquier otro día, regresaba del instituto. A las 22:10, descendió de un minibús y caminó hacia su casa. Nunca llegó. Dos hombres – según la investigación, los hermanos acusados – lo atacaron a pocos metros de su hogar: lo golpearon, lo apuñalaron y le arrebataron la vida por una mochila con una laptop, una billetera y un celular. Ocurrió en la Organización Territorial de Base (OTB) Chaupisuyo, en El Abra, sobre la avenida Bolivia.
Una cámara de vigilancia registró el ataque. Cristian notó que lo seguían y apresuró el paso. Al ver que los desconocidos no se detenían, corrió. Ellos lo persiguieron, lo alcanzaron y lo acorralaron contra un muro. Lo golpearon, lo derribaron y lo apuñalaron dos veces: una en el tórax y otra en el muslo. Le robaron sus pertenencias y lo dejaron tirado en vía pública, donde murió. La calle estaba vacía, salvo por unos perros que ladraban.
La mañana del 24 de julio, la Policía ya contaba con dos órdenes de allanamiento. Junto al fiscal del caso, los agentes ingresaron a una vivienda en la zona de El Abra, a pocas cuadras del lugar del crimen, y aprehendieron a Tito Z., de 22 años. Luego se dirigieron a otro domicilio en Pacata, donde capturaron a su hermano, Israel Z., de 25 años. Ambos fueron enviados al penal de El Abra el 26 de julio. Tras concluir la audiencia y al subir a la patrulla que los trasladaría a la cárcel, uno de ellos proclamó su inocencia y aseguró que los estaban confundiendo.
Sin embargo, la Policía informó que reunieron varios indicios que vinculaban a los hermanos con el crimen. En una de las viviendas allanadas encontraron dos armas blancas: una de fabricación artesanal y otra de cocina. También hallaron restos de un canguro plomo quemado en el patio, que los investigadores relacionaron con la prenda que uno de los atacantes llevaba el día del asesinato. Además, la declaración de un testigo clave fortaleció la hipótesis.
Fernando y Gregoria no logran superar la pérdida de Cristian, el menor de sus tres hijos. Exigen justicia y piden que los acusados reciban la pena máxima: 30 años de prisión sin derecho a indulto. Daniela, hermana de la víctima, agradeció el respaldo de amigos y vecinos que se concentraron frente al juzgado de Sacaba. Con la voz quebrada, lamentó que, aunque los culpables sean condenados, “nada va a devolvernos a mi hermano”.
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