Intelectuales advierten que quienes sufrieron el nazismo hoy normalizan el genocidio en Gaza

Seguridad

Gaza, 31 de julio (Tinta Roja).- El genocidio en Gaza ha desatado múltiples reacciones a nivel global. Dos voces críticas, desde Bolivia, llaman a mirar este drama con lentes históricos, políticos y éticos. Raúl Prada, académico y exconstituyente, y Magalí Copa, abogada e investigadora en derechos humanos, sostienen que lo que ocurre en Gaza no es un conflicto aislado, sino parte de un proyecto colonial de larga data, donde las potencias mundiales y sus aliados reproducen patrones genocidas ante la mirada pasiva —y cómplice— del mundo.

Prada argumenta que el genocidio en Gaza debe comprenderse como parte de una genealogía histórica. Según explica, la conquista de Abya Yala en el siglo XV marcó el inicio de los genocidios modernos, cuando Europa exterminó poblaciones enteras, saqueó territorios y naturalizó la esclavización. Lo mismo ocurrió siglos después con los pueblos africanos, y posteriormente con los pueblos indígenas de América en las guerras republicanas. “El nazismo no hizo más que aplicar el mismo colonialismo y exterminio, pero hacia dentro de Europa”, sostiene.

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El problema, afirma el académico, es que la modernidad nunca hizo un análisis profundo de los crímenes del nazismo ni del fascismo. Europa y Estados Unidos se conformaron con los juicios de Núremberg, pero evitaron reflexionar sobre las raíces estructurales de esos regímenes. Esto llevó a una normalización del genocidio, “una inhumanización de nosotros mismos”, en palabras de Prada.

Desde esta perspectiva, el genocidio en Gaza no es una novedad. “La gente no reacciona, aunque lo vea en tiempo real”, lamenta. Las potencias occidentales, que alguna vez pretendieron liderar la defensa de los derechos humanos, hoy callan o legitiman las atrocidades. Prada plantea una pregunta inquietante: ¿cómo es posible que quienes fueron víctimas del nazismo, hoy actúen como verdugos de los palestinos con la misma capacidad de cometer atrocidades?

Magalí Copa, por su parte, enfatiza que lo de Gaza no puede seguir llamándose «conflicto» ni «guerra». Diversos organismos internacionales ya lo han calificado como genocidio y como una gravísima violación de los derechos humanos. Sin embargo, el mundo asiste impávido a esta masacre. “Es un genocidio a vista y paciencia del mundo en pleno siglo XXI”, señala.

La jurista advierte que esta falta de reacción se produce en un contexto de profunda crisis global de los derechos humanos. Conceptos que parecían inamovibles, como el derecho a la vida, a la alimentación o a una vivienda digna, están siendo puestos en entredicho. Copa sostiene que se ha roto el «núcleo duro» de los derechos humanos, construido tras décadas de luchas y consensos internacionales.

Latinoamérica, además, no ha logrado articular una posición coherente. Mientras algunos gobiernos, como los de Brasil o Chile, condenan el genocidio, otros —como el argentino bajo la presidencia de Javier Milei— lo respaldan abiertamente. Esta fragmentación, dice Copa, es el resultado de trayectorias de lucha interrumpidas por el retorno de las derechas, muchas veces subordinadas a intereses extranjeros.

Agencias

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