Entre el inventario del despojo, además de los bienes materiales de mayor valor, emerge el detalle que convierte este hecho de delincuencia común en una afrenta moral. «Había alcancías de mi sobrina, la pequeña, su platita que le regalaban estaba guardado», agregó el dueño de casa y confirmó que los ladrones no tuvieron reparos en llevarse los ahorros infantiles junto con televisores, dinero en efectivo y cinco garrafas.
El silencio, tristeza y desesperación que dejaron los ladrones aún se siente en una vivienda del Distrito 8 de la ciudad de El Alto. Donde antes había orden, ahora solo queda el rastro del robo. Una motocicleta, televisores, celulares, mantas, cinco garrafas y aproximadamente 15 mil bolivianos fueron sustraídos por antisociales que actuaron con impunidad a plena luz del día. Pero lo que más duele son las pequeñas alcancías infantiles que simbolizan la vileza de un robo que no respetó ni los sueños de los más pequeños.
Un testimonio anónimo, cuyo rostro se protege por seguridad, narró con voz quebrada los minutos previos al hurto. «En el transcurso de una hora […] mi hermana había ido a recoger a su hermanita. Tipo a las diez y media de la mañana han salido y en ese transcurso que no estaba nadie en la casa. Todo estaba vacío», contó el padre de familia.
El regreso a casa se convirtió en la peor pesadilla. «Yo he vuelto casi a la una de la tarde y encontré la puerta abierta», describió el padre de familia. El escenario que encontró era desolador. Todo estaba revuelto, la moto había desaparecido y la sensación de seguridad se había esfumado. Frente al caos, la familia intentó recurrir a cámaras de seguridad de la zona, pero no existían, además, la Policía llegó aproximadamente una hora y media después de haberlos llamado.
Entre el inventario del despojo, además de los bienes materiales de mayor valor, emerge el detalle que convierte este hecho de delincuencia común en una afrenta moral. «Había alcancías de mi sobrina, la pequeña, su platita que le regalaban estaba guardado», agregó el dueño de casa y confirmó que los ladrones no tuvieron reparos en llevarse los ahorros infantiles junto con televisores, dinero en efectivo y cinco garrafas.
La comunidad de Junthuma de Senkata permanece en estado de alerta, con vecinos que exigen mayor presencia policial y rondas de seguridad en el barrio. Este robo, ejecutado con precisión en horario diurno, no solo despojó a una familia de sus bienes, sino que quebrantó la frágil sensación de seguridad en una zona donde la delincuencia parece operar cada vez con mayor libertad.