Nueva York, 21 de julio (Tinta Roja).- Un nuevo método desarrollado en EE.UU. para extraer el corazón de personas que acaban de fallecer podría aumentar hasta en un 20 % el número de donantes disponibles para trasplantes pediátricos de este órgano, brindando una nueva esperanza a las familias de bebés enfermos que aguardan en la lista de espera para recibir este órgano, informó el pasado miércoles la Universidad de Duke.
Aunque la mayoría de los corazones utilizados para trasplantes proviene de donantes con muerte cerebral, existe una posibilidad de recuperar este órgano tras una muerte circulatoria, es decir, cuando una persona sufre una lesión irreversible en el cerebro, pero su actividad cerebral no ha cesado por completo, por lo que se puede optar por retirar los equipos que la mantienen con vida.
En este caso, el corazón se detiene y, como consecuencia, pasa un tiempo sin oxígeno, lo que representa un riesgo para la viabilidad al utilizar este órgano para ser trasplantado. Para mitigar el daño y evaluar su uso, los cirujanos emplean una técnica conocida como perfusión regional normotérmica (PRN), que consiste en bombear sangre y oxígeno a los órganos torácicos y abdominales, excluyendo el cerebro.
Sin embargo, el PRN genera preocupaciones éticas y no está permitido en todos los hospitales, lo que provoca que se desperdicien corazones de donantes pediátricos viables. Además, el médico Joseph Turek indicó que los dispositivos de perfusión no pueden emplearse con los corazones de niños pequeños, precisamente el grupo que más los necesita.
Eju