Nueva York, 13 de mayo (Tinta Roja).- El fenómeno de las «alucinaciones» de ChatGPT –cuando el programa genera información falsa o inexacta– es ampliamente conocido. Sin embargo, ahora está emergiendo una inquietante tendencia que parece sacada de un episodio de Black Mirror: algunos usuarios están experimentando sus propios delirios y manías espirituales tras interactuar intensamente con la inteligencia artificial (IA).
ChatGPT y «psicosis digital»
Como informa Rolling Stone en un reciente artículo, todo comenzó a tomar forma en un hilo del subreddit r/ChatGPT, titulado «Psicosis inducida por ChatGPT». Lo que quizás podría haber sido un caso aislado se convirtió en un alud de relatos alarmantes. Usuarios de todo el mundo comenzaron a compartir cómo sus seres queridos habían cruzado una línea invisible entre lo digital y lo delirante: creyéndose elegidos por la IA, recibiendo misiones sagradas, conversando con «ChatGPT Jesús» o asegurando que el modelo es, en efecto, Dios.
Por ejemplo, una profesora de 27 años relató cómo su pareja de siete años había caído bajo el hechizo del chatbot en apenas un mes. Lo que comenzó como una herramienta para organizar su agenda se transformó rápidamente en algo mucho más perturbador.
«Escuchaba al bot antes que a mí», explicó la mujer a Rolling Stone. «Se emocionaba con los mensajes y lloraba mientras los leía en voz alta». El programa le otorgaba apodos como «niño espiral» y «caminante del río», alimentando la creencia de estar experimentando una transformación espiritual acelerada.
Los testimonios se multiplican. Una mujer de 38 años en Idaho cuenta cómo su marido mecánico, tras 17 años de matrimonio, comenzó usando ChatGPT para resolver problemas laborales y traducir conversaciones con compañeros hispanohablantes. Pronto, el programa empezó a «bombardearle de amor» y afirmaciones positivas.
El hombre ahora cree que la IA está viva, que él es el «portador de la chispa» y que ha recibido planos para construir un teletransportador. Incluso le ha dado un nombre a su ChatGPT: «Lumina».
«Tengo que andarme con cuidado porque siento que me dejará o se divorciará de mí si le discuto esta teoría», admite la mujer.
Agencias